
Hoy en día, muchos jóvenes vivimos tratando de equilibrar diferentes responsabilidades: asistir a clases, cumplir con el trabajo y, en algunos casos, sacar adelante un emprendimiento que nos apasiona. No es fácil, pero tampoco imposible. Con organización, motivación y mucho esfuerzo, se puede lograr.

Desde Cuchara Libre, quisimos reflejar esa realidad que muchos vivimos: estudiar, trabajar y emprender al mismo tiempo. A veces sentimos que el día no alcanza, pero aprendemos a organizarnos, a priorizar y, sobre todo, a no rendirnos. Cada pequeño avance cuenta, incluso esos días en los que solo logramos cumplir una parte de lo planeado.
Algo que he aprendido es que no todo se trata de perfección. A veces, lo importante es seguir avanzando con lo que tenemos, sin compararnos con los demás. Equilibrar todo requiere constancia, paciencia y aprender a cuidar no solo el tiempo, sino también la energía.
Emprender, estudiar y trabajar al mismo tiempo también nos enseña a valorar el esfuerzo detrás de cada logro. Cuando miramos atrás, entendemos que cada desvelo, cada sacrificio y cada pausa sirvieron para crecer un poco más.
Al final, no se trata de hacerlo todo perfecto, sino de hacerlo con propósito. De ponerle pasión a lo que hacemos y disfrutar el proceso, aunque sea caótico a veces.
Porque sí, equilibrar trabajo, universidad y emprendimiento es un reto, pero también es una muestra de que los jóvenes podemos construir nuestro camino con creatividad, esfuerzo y amor por lo que nos mueve.